Los Espacios Heterotópicos en la Constitución del Dispositivo de Formación Docente en la Provincia de San Luis (1984-1999)

María Martha Garro, Facultad de Ciencias Humanas, UNSL

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Espacios Yuxtapuestos y Espacios en los Márgenes

A partir de la apertura de la democracia, (1983) hubo un fuerte incremento de la matrícula educativa a nivel nacional y provincial, no sólo en la educación primaria, sino también y muy especialmente, en los Niveles Medio y Superior no universitario (Fernández Lamarra, 1999). Siguiendo esta tendencia nacional, el gobernador de la provincia de San Luis, Adolfo Rodríguez Saá junto a su gabinete, pusieron en marcha acciones de Expansión y Mejoramiento de la educación priorizando el Nivel Medio, previstas en el Plan Trienal Educativo (1984). De este modo, “(…) se captó un 25% más de alumnos secundarios y un 4% de primarios más que el año anterior” (Pereira, 1988: 430), se crearon y transformaron instituciones de Nivel Medio y Terciario, la mayoría de estas últimas de FD. A medida que se fue cerrando un período en las EN, como lo explicamos en puntos anteriores, con la creación de los profesorados provinciales se fue abriendo otro que fue aprovechado estratégicamente para transformar aquellas instituciones normalistas que según el discurso oficial, eran autoritarias, uniformes y desactualizadas (El Diario de San Luis, 23 de febrero de 1986).

Las decisiones llevadas a cabo por el Gobierno provincial dieron continuidad a la expansión del Sistema Educativo local, en coherencia con la estrategia de progreso que adoptó, múltiples tácticas para lograr la consolidación de la gubernamentalidad. De esta manera, la creación, reconversión y distribución de los profesorados en singulares espacios del interior de la provincia respondió a dos propósitos. Por un lado, se constituyó en un punto estratégico de relaciones de poder planteados en la estructura jerárquica de la Regionalización Educativa, por otro lado, a través de discursos y prácticas inclusivas, se atendió a la incorporación de las y los jóvenes a nuevos espacios formativos y a su integración en la estructura administrativa y productiva provincial.

De acuerdo a ello, en el marco del Plan Trienal Educativo, entre los años 1985 y 1989, se crearon en el interior de la provincia, las “Escuelas Superiores de Profesorados” ubicadas en 3 Regiones Educativas de acuerdo a criterios de viabilidad técnica y política, (ver ANEXO II). En uno de los testimonios relevados se relataron las discusiones que se mantenían a nivel Ministerial previo a la creación de un profesorado, recalcando que no siempre el equipo técnico del Ministerio era “consultado” y “aparecían profesorados de la noche a la mañana” (E-5) en diferentes puntos de la provincia:

Llegaban pedidos del interior; los supervisores y directores pedían por los chicos que egresaban del nivel medio, porque si no iban a estudiar a otro lado, no tenían posibilidades, (…) y en San Luis sólo teníamos las viejas escuelas normales (E-12).

Los terciarios surgen como necesidades de tener una instancia de formación en cada Región. Trajo inconvenientes por tráfico de influencia política. Los pedidos del diputado eran oro. No se valoraban las consecuencias (E-2).

La creación y puesta en marcha de los profesorados requirió del compromiso y del esfuerzo de las y los rectores ya que en el interior de la provincia funcionaban en edificios prestados, en contraturno cuando las escuelas se desocupaban, sin personal de maestranza que se hiciera cargo de la limpieza, sin bibliotecas ni material didáctico específico para el nivel. Los testimonios dan cuenta de las dificultades que debieron sortear:

(…) teníamos que hacer rifas para comprar libros, en ese momento no había fotocopiadoras, o eran muy caras y la Cooperadora era la que nos permitía tener algunos recursos, pero los chicos en general eran pobres (E-20).

Íbamos a la oficina de Media y Superior a plantear las necesidades de cargos o de material didáctico. Como funcionábamos en el turno noche en una escuela prestada, no había ordenanza y teníamos que limpiar nosotros. Todo era un sacrificio (E-15).

Cuando inauguramos el profesorado (…) fue abrir las puertas a maestras que querían ser profesoras y a los chicos que tenían vocación docente. Recuerdo que cuando nos autorizaron, fue desesperante la situación de conseguir profesores. Cuando aparecía uno con título, lo raptábamos prácticamente. En esa época no había nada en el interior, ni caminos y mucho menos hospedaje, así que le íbamos acomodando las horas para aprovechar, hasta les ofrecíamos alojamiento en nuestras propias casas. Más de uno de nosotros lo hicimos (…) y estaba bien. Nadie se sorprendía, era parte del trabajo (E-21).

Tuvimos que mudarnos varias veces porque la dueña del espacio era la directora de primaria, o la de media, nunca nosotros (E- 22).

La forma de ganar espacios políticos que después el mismo Gobierno ignoraba da cuenta del uso que se hizo de la FD con fines estratégicos. En este sentido, por un lado, la comunidad educativa les otorgaba a los profesorados un valor mítico en tanto eran estimados como “espacios de transformación, “símbolos de progreso”. Por otro lado, a través de la voz del Delegado Regional, funcionario o allegado político, se hizo visible un sector marginado de la población del interior de la provincia que no tenía posibilidades de acceder a un espacio de formación que lo incluyera. Además a través de los testimonios anteriores, se puede identificar la singular manera de “gestionar los profesorados” en la carencia de recursos de diversa índole, en los márgenes de una normativa que los reglamentara y de un presupuesto destinado al nivel superior.

De este modo, los profesorados en tiempos de expansión, habitaron, parafraseando a Foucault, en lugares yuxtapuestos, destinados a ser borrados, compensados, neutralizados o purificados. Esos espacios heterotópicos, siempre adquieren formas extraordinariamente variadas. Y tal vez no haya una sola heterotopía en toda la superficie del globo o en toda la historia del mundo, una sola forma de heterotopía que haya permanecido constante (Foucault, 1966). Los cambios en los espacios que seguiremos analizando dan cuenta de esta afirmación.

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FuenteKimün - Revista Interdisciplinaria de Formación Docente
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