Resultados y Análisis de Resultados
El análisis del material se organizó en categorías para realizar una lectura pormenorizada de los aspectos centrales hallados.
Desafíos iniciales de la virtualidad
El primer apartado refiere a aspectos divergentes encontrados en el pasaje de la modalidad educativa presencial a la virtualidad producto del aislamiento social y el cierre de los edificios educativos. Las propuestas alternativas a la presencialidad dejaron aturdidos a los acompañantes pedagógicos, pues estaban acostumbrados a asistir diariamente a la institución educativa donde compartían un espacio físico con los estudiantes y el equipo educativo, teniendo la posibilidad de explicar presencialmente las adaptaciones curriculares realizadas a lo largo de la jornada escolar. Al examinar las respuestas, la gran mayoría expresó que al inicio del aislamiento social, preventivo y obligatorio y, por ende, de la educación virtual se sintieron inmersos en una situación compleja, difícil, pero que al transcurrir el tiempo pudieron adaptarse y encontrar las herramientas necesarias para continuar acompañando el proceso de aprendizaje. “Al comienzo fue muy complejo, el niño no lograba concentrarse y realizar las actividades requeridas, de a poco fue ganando mayor confianza y lograr los objetivos requeridos”. En coincidencia otra encuestada señala: “Al inicio fue súper difícil, luego encontré las herramientas y pude adaptar mi trabajo de manera no presencial. Realmente fue un desafío, pero junto al sistema familiar logramos alcanzar los objetivos.”
Estas afirmaciones confirman lo que muchos autores aseguran respecto a esta pandemia, la cual tomó por sorpresa a la comunidad educativa y las vicisitudes que la virtualidad conlleva en la función docente en general y en el acompañamiento en particular. Carmona Sánchez y Morales López (2021) afirman que la pandemia por Covid-19 tomó por sorpresa a la comunidad educativa, ya que no estaban preparados para dicha situación, viéndose obligados a cambiar la metodología de enseñanza usualmente utilizada, adaptándose al empleo de las tecnologías para continuar con el trabajo. Se modificaron las estrategias pedagógicas, y los estudiantes comenzaron a utilizar la tecnología para aprender y no sólo para entretenerse o comunicarse. En el mismo sentido, Untoiglich y Szyber (2020) exponen “Estamos frente a una pandemia y no sabemos cómo responder. Nunca estuvimos allí. Son caminos nuevos que debemos transitar; lo creativo inaugura respuestas.” (p. 15), haciendo referencia a la incertidumbre que caracteriza estos tiempos.
Recursos digitales
La respuesta que apareció con mayor rapidez se apoyó en las tecnologías digitales. Se ofrecieron aulas virtuales, en plataformas como Google Classroom y Moodle, que permitieron recrear el salón de clase donde docentes y estudiantes sostuvieron el vínculo pedagógico a distancia, elemento imprescindible para la continuidad educativa. La tecnología se convirtió en un elemento clave para la continuidad pedagógica en tiempos de aislamiento.
Al examinar las respuestas se aprecia como la mayoría de los acompañantes pedagógicos encuestados respondió que utilizaron a lo largo del ciclo lectivo dispositivos tecnológicos tales como computadora, celular y tablet y plataformas como Google Classroom. Dichas herramientas virtuales solventaron la distancia física producida por el cierre de los establecimientos educativos y les permitió a los educadores la implementación de nuevas estrategias. Según las experiencias de los acompañantes pedagógicos, la educación en contexto de virtualidad arrojó algunas ventajas, tales como el uso de materiales audiovisuales utilizados en forma de apoyo, mayor cantidad de imágenes en las actividades, retroceder o pausar las clases subidas a la plataforma para detenerse en determinado tema, es decir, adaptar el tiempo de las actividades a los requerimientos del estudiante. Esto puede verse reflejado en lo dicho por los encuestados “En el caso de mi chico con autismo, podíamos retroceder las veces que eran necesarias las clases que mandaba su seño, como también esto permitía que él aprenda a su ritmo y no con la presión de tener los mismos tiempos que sus compañeritos, por último, podíamos adaptar sus pocos momentos de prestar atención con las clases.”
Sin embargo, el 80% de los encuestados consideró que existieron desventajas al momento de desempeñar el acompañamiento pedagógico. Las dificultades que se presentaron aluden a la falta de accesibilidad tecnológica, dificultad en la conexión de internet, y escasez de dispositivos. Esto confirma lo expuesto por un informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (2020), donde manifiestan que dichas regiones enfrentaron la pandemia desde una posición más débil que el resto del mundo. Si bien las tecnologías digitales disminuyeron el impacto de la pandemia en la educación, el distinto acceso a las mismas exacerbó las desigualdades, ya que muchas instituciones no contaban con la infraestructura de tecnologías digitales necesarias. Además, existen brechas en el acceso a las computadoras y a Internet en los hogares, lo que produce que los procesos de enseñanza y aprendizaje no estén garantizados.
Procesos de aprendizaje y de enseñanza
Alicia Fernández (2007) puntualiza algunas conceptualizaciones acerca de los procesos de aprendizaje-enseñanza. Habla de sujeto “enseñante” y “aprendiente”, explicando que ambos conceptos no son equivalentes a “estudiante” y “docente”, ya que estos hacen referencia a lugares objetivo en un dispositivo pedagógico, y, por el contrario, enseñante y aprendiente indican un modo subjetivo de situarse.
Fernández (2007) explica “el concepto de sujeto aprendiente se construye a partir de su relación con el de sujeto enseñante, ya que son dos posiciones subjetivas, presentes en una misma persona, en un mismo momento” (p. 63). La autora tiene una concepción holística y vincular acerca del sujeto. A medida que una persona se va relacionando con otros/as, se van desplegando estas modalidades de enseñante y aprendiente, de manera conjunta, ya que se da un interjuego entre ambas que permite el avance en los procesos de aprendizaje-enseñanza.
Por otro lado, hay autores que consideran que, en todo proceso educativo, pueden emerger barreras que obstaculizan el aprendizaje. El Ministerio de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología (2019), define a las barreras al aprendizaje y la participación como “aquellos factores presentes en el contexto, en la comunidad escolar, en el ámbito de la cultura, la política y las prácticas, que impiden el pleno acceso, aprendizaje y participación de todos/as los estudiantes” (p. 37). Las mismas surgen de la integración entre el alumno y los distintos contextos. Por eso la educación inclusiva tiene que apuntar a la eliminación de las barreras presentes, que limitan el pleno acceso y participación en el ámbito educativo.
Al examinar las respuestas, en cuanto a las barreras en el proceso de enseñanza y de aprendizaje, los encuestados coincidieron en la presencia de dificultades con respecto a la falta de conocimiento de manejo de dispositivos tecnológicos, escasez de los mismos, y un restringido acceso a internet. Manifestando “Si bien el acceso a internet existía, en ocasiones la calidad de la conexión no era buena, por lo que se tildaba la videollamada o se cortaba. Además, ruidos ambientales propios de un hogar”, “Participación en clases de Google meet en algunas quedó excluido por tener diferente contenido”.
Vínculo acompañante/estudiante
La aparición de Covid-19 transformó la forma de vivir, estudiar y comunicarse. A partir de esto el sistema educativo intentó adaptarse rápidamente, desafío que involucró a los agentes educativos, estudiantes y familiares. En palabras de Borsani (2021) la presencialidad es irremplazable, el docente encontró otra forma de tener presencia, por lo tanto, el distanciamiento social no significó la ausencia del otro sino otra forma de estar con. Al examinar las respuestas se puede observar que el 60% de los participantes consideró que el vínculo cambió trabajando de manera virtual, aunque las respuestas son variadas hay quienes consideraron que el cambio fue de manera negativa, ya que había menos comunicación, más lejanía, y se presentaba la dificultad de poder contener al estudiante desde la virtualidad. Esto se puede visualizar en las siguientes respuestas “Hubo una pérdida de vínculo muy grande, pasamos de ser un equipo de dos a vernos mediante pantallas, lo que nos quitó la contención y el diálogo o contacto que se establece entre medio del aprendizaje, muy lamentable porque frustraba con mayor facilidad la jornada”, “No había contención ante crisis conductuales por lo que en ocasiones no se podía trabajar”, “Tuvimos mucha menos comunicación”.
Sin embargo, no solo alcanza con la presencia del acompañante pedagógico y del estudiante, mediado por las pantallas, por ejemplo, se necesitan otros elementos que se entrecruzan. Caram (2011) plantea que para que se produzca una transmisión de saber se necesita de un tercero, que medie entre el sujeto y el saber, que sería el vínculo educativo, entendiéndolo como el lazo entre docente-estudiante.
Siguiendo con la trama vincular, es necesario abordar la relación familia-escuela, la cual se funda en un contacto fluido y constructivo que tiene como consecuencias innumerables beneficios. Tanto el entorno familiar como educativo, son contextos de desarrollo y educación para la persona, teniendo en cuenta el protagonismo que presentan en las primeras etapas de la vida del niño y niña, donde participan de actividades, roles sociales, aprendizajes culturales, aprenden a desempeñarse de manera autónoma y autosuficiente.
La escuela es la institución exogámica por excelencia donde transcurre la vida infantil y adolescente, donde se transmite el patrimonio cultural y social, genera pertenencia, identidad, construye ciudadanía y apropiación de la cultura desde épocas tempranas. En contexto de pandemia, esta tarea escolar se sumó a la tarea de cuidado familiar.
En cuanto al vínculo establecido con la familia, la mayoría de los acompañantes pedagógicos encuestados coinciden que el mismo se caracterizó por una gran predisposición calificándolo de bueno o excelente, manifestándolo de la siguiente manera: “El vínculo fue muy bueno. De mucha predisposición y respuesta por parte de la familia”, “Excelente, siempre predispuestos a cumplir con lo que se les pedía, acompañando al estudiante para que pueda realizar las actividades y enviarlas a sus profesores y profesoras”.
En otras palabras, la escuela, tanto como institución y organización socializadora, y la familia debieron transformar sus puestos de trabajo. Unos cedieron el lugar a otros y, en el mejor de los casos, día a día con las múltiples combinaciones y reconfiguraciones intentan aunar esfuerzos para estar presentes en la medida que se pueda, para sostener, para acompañar, para cuidar, para estar con.