Configuraciones Actuales del Acompañamiento Pedagógico Virtual

María Luciana Barbadillo, Facultad de Psicología, UNSL; Carla Diosini, Facultad de Psicología, UNSL; Agustina Labin, Facultad de Psicología, UNSL

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Antecedentes

Tal como se señaló inicialmente, la pandemia impactó en la educación de niños, niñas y adolescentes abriendo puntos de reflexión ineludibles, planteando las deudas y certezas que surgen como consecuencia inmediata. Borsani (2021) reflexiona acerca de cómo la pandemia desnuda las grandes desigualdades al interior del sistema, inequidades históricas, innegables, urgentes. Así, parte del colectivo de estudiantes con acompañamiento pedagógico ve agudizadas las barreras que obstaculizan su aprendizaje. Otro punto importante planteado por la autora es la ausencia de conectividad que impactó como barrera que vulnera un derecho; la misma es indispensable ya que mediatiza los aprendizajes y los potencia.

La presencialidad es irremplazable. El docente se erige como la figura insustituible que sostiene el acto pedagógico. El distanciamiento social no necesariamente fue la ausencia del otro y esto se vio plasmado en las múltiples formas en que los agentes educativos llegaron a sus estudiantes garantizando la continuidad del aprendizaje.

La suspensión de la presencialidad resta de la escena, entre otras cosas, a los pares. Se sustrae la presencia inquietante del otro, el intercambio nutricio que genera aprendizaje, la pregunta que interpela, convoca, desestabiliza, provoca. Y esto no es sin efectos. Al revalorizar el rol docente y del contexto se impone la necesidad de armar lazo porque sin lazo no hay escena pedagógica. Nos encontramos con agentes educativos tratando de pensar sus aprendientes, subjetivarlos, imaginarlos, alojarlos, armar trama.

En el libro Las promesas incumplidas de la inclusión, Untoiglich y Szyber (2020), junto con la colaboración de otros autores, realizan un recorrido de la educación atravesada por la pandemia. En él plantean que se presenta una realidad global que iguala a todos y todas, pero aun así la situación no es la misma, haciendo referencia a las múltiples realidades que tienen como consecuencia que el aislamiento no signifique para todos y todas tener garantizado techo, comida, cuidados, acceso a internet. No es lo mismo que una escuela tenga plataformas digitales, conectividad y acceso a dispositivos móviles, a una escuela rural con escasez de dichas herramientas.

La escuela que busca acompañar en estos tiempos se plantea qué lugar tomar, ¿Cuál será su nueva territorialización? Aparecen respuestas que hay que dar en la inmediatez, buscando una escuela nuevamente en su función presente sosteniendo a los niños, niñas y adolescentes. En el contexto de América Latina, Unicef afirma:

El cierre de escuelas afecta a todos los estudiantes, pero no todos se ven afectados por igual. Aquellos que viven en entornos más pobres tendrán mayores dificultades si no tienen acceso a una computadora, a Internet o incluso a un escritorio. Los niños más desfavorecidos -incluidos los que tienen discapacidades cognitivas y físicas, los refugiados y migrantes, y las niñas en particular- se enfrentan a una exclusión aún más grave del proceso de aprendizaje. (2020, p. 2)

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FuenteKimün - Revista Interdisciplinaria de Formación Docente
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